Palacio de la Generalidad Valenciana

generalitatvuelosbaratosvalencia

Su construcción data desde el 1421, siendo restaurado desde 1947 a 1951. Se encuentra en el barrio de la Seu, perteneciente al distrito de Ciutat Vella de Valencia. Su ubicación está al final de la Calle Caballeros, en su encuentro con las Plazas de Manises y de la Virgen, donde están otros edificios muy representativos de la ciudad, como son la Catedral de Valencia, la Basílica de la Virgen de los Desamparados o el Palacio de Fuente Hermosa, sede de la presidencia de la Generalidad Valenciana.

A lo largo de la historia de Valencia el edificio ha sido sede de instituciones como la Casa de la Diputación del General del Reino de Valencia (1421-1705), La Real Audiencia (1750-1923), Diputación Provincial (1923-1982), El Comité Ejecutivo Popular (1936), y Generalidad Valenciana desde 1928.

En la mente de muchos tiene un simbolismo político y constituye uno de los mejores exponentes de la arquitectura civil valenciana del período foral, interviniendo en ella los principales maestros de su tiempo. La arquitectura de este edificio posee estilos artísticos que van desde el gótico al herreriano. El primitivo caserón es de estilo gótico mediterráneo con el patio descubierto, con puerta ojival en el entresuelo, al igual que en la fachada. Las puertas halconeras y las esquinas son renacentistas y los ventanales del segundo piso clasicistas. La balaustrada que corona las torres es de carácter escurialense.

Al interior del palacio se accede por la puerta principal, donde existe un patio descubierto de estilo gótico con una escalera de 1525 por la que se accede al piso principal de 1482. Existe otra escalera que da acceso al entresuelo del torreón que posee un rico artesonado policromado, con oro, por el cual se conoce a esta como la sala dorada, diseñada por Ginés Linares en 1534 y finalizada por pintores como Juan de Juanes. De la sala dorada se pasa a otra más pequeña obra de Mariano Benlliure.

El Palacio de la Generalidad de Valencia es un lugar emblemático, que atrae a parroquianos; ningún visitante debe olvidar llegar a él.